Entonces, quién sabe, quizás viajar como se viaja cuando te quedas dormido y de repente te despierta una película porno en el televisor o una balada que te recuerda el día de lluvia en el que alguien siguió triste después de las doce.
O quizás perderlo todo y que solo queden ventanales grises y tubos de aire acondicionado y ramajes boca arriba de árbol inconsciente. Y nosotros.
Me pirra la idea.