Tiene esta carne
una ausencia de rincones
Una falta
absoluta de surcos en los que caer
a sabiendas que aguarda
el mullido amor
con su
respiración tranquila en el pecho.
Me mastica
duramente este encuentro
que rechazo y
viene a mí.
Este mármol sin
filigrana,
cuerpo extraño y duro
que se hace mío y el placer
nos vomita en un mismo movimiento.
Si supieras cómo
añoro
la suavidad
perdida, el olor a vainilla
Una caricia en el
pelo.
Despierto, sin embargo,
en este
árido terreno de sábanas bajeras
que escriben el anonimato en cursiva
En esta cueva
sórdida de paredes blancas
de trinchera
agujereada por chinchetas
que clavan una
vida en la que no quiero inmiscuirme
no es la tuya, ni la mía, es la de él.
Enfermizo final de saliva
Una boca que me encuentra
en este encuentro que
rechazo y viene a mí.
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