domingo, 15 de julio de 2012


Tiene esta carne una ausencia de rincones
Una falta absoluta de surcos en los que caer
a sabiendas que aguarda el mullido amor
con su respiración tranquila en el pecho.
Me mastica duramente este encuentro
que rechazo y viene a mí.
Este mármol sin filigrana,
 cuerpo extraño y duro
que se hace mío y el placer
nos vomita en un mismo movimiento.
Si supieras cómo añoro
la suavidad perdida, el olor a vainilla
Una caricia en el pelo.
Despierto, sin embargo,
en este árido terreno de sábanas bajeras
que escriben el anonimato en cursiva
En esta cueva sórdida de paredes blancas
de trinchera agujereada por chinchetas
que clavan una vida en la que no quiero inmiscuirme
no es la tuya, ni la mía, es la de él.  
Enfermizo final de saliva
Una boca que me encuentra
en este encuentro que rechazo y viene a mí.

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