No he conocido nunca el color de los ojos.
He amado con seres ciegos cuya luz no existía.
Desde el primer momento y en tu sueño es el mar quien me mira:
el iris de tu mar.
Ojos para la queja de los miembros fundidos,
saben a tempestad, a algas arrojadas
por las olas, a mar de fondo.
Así es mi amor, como el naufragio.
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Gracias mi reina
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