Sé que hay
una cruel verdad que te interroga
un deseo minúsculo
erguido sobre todas las mentiras
que sin quererlo
has querido creerte.
recuesta la cabeza
y duerme
que es tarde
el trabajo
y la revolución destrozan
y doblar sábanas
y teclear letras después de dos sorbos
y que pasen tres horas después de las diez.
Deja que el cansancio te muestre
el murmullo onírico
que nadie oye
( aunque guardaré el secreto)
el mundo que escondes
cuando nadie te mira
y esa mentira
no anega la verdad última
Donde no te salvas
y al fin eres.
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