jueves, 29 de noviembre de 2012

(catrin welz stein)


Embriagada por los aforismos ferlosianos,
emerjo a una superficie más azul.
Lejos ya de aquella cueva oscura
donde me dejaba proyectar como una sombra china
sobre una tela impermeable.
Aproximándome ya a un punto
en el que dejo a su suerte
al menos durante lo que dure el poema
ese amorío enfermizo, 
fruto perenne solamente en mis ramas.
Vamos a hablar,
Rafael, Walt, Mario
de esa red de peces ocre
que curva las cortezas,
que tiñe de matices la noche.
De esas hojas como manos
que acarician el pelo de algún dios indivisible
de esas motas de clorofila extinta
que al fin y al cabo 
llena de ayeres otoñales
la frágil memoria del invierno.
Y quedémonos aquí
Rafael, Walt, Mario
en el centro de ese dátil de luz
redondez lanzada al fondo de un estanque sin estrellas
restemos en el núcleo mismo de esa boya plateada 
que inmóvil socorre 
la lenta desolación de ese mar
todavía más inmenso
que alguien sin querer 
se atrevió a llamar cielo.

martes, 27 de noviembre de 2012

La invención de Hugo.



Como mínimo este frío polar
 mide de punta a punta un invierno.
Larguirucho que amarillea las uñas y la ropa
que nos hace creer esta unánime falacia
de que somos, solos,
mucho más que dos mitades.
 Dime, ahora yo,
con qué cara pido que se restaure
 aquella pequeña lumbre
que entrelazaba dedos
 cuando la flor era el lirio,
 y el poema un delirio de pétalos muy juntos.
Ahora quién va a negociar
El desequilibrio de las horas
O esa tierna insolencia
que pretendía el equilibrio de las hojas
al filo de la noche de un árbol.
Con que cara pido yo
Que la soledad no nos engañe
Si ahora le da el meñique a otra soledad
Y entonces tuercen juntas la calle
Hablan, qué sé yo, de heroicidades
Sin atreverse a jugar al cíclope
por si adivinan que en realidad
no hay nadie que las acompañe 
se sienten estafadas
y no nos dejan más estar así de solos
y tenemos que hacer ver que no es tan tarde.

Meira Delmar

(Klimt)


...Y no quise decirte: «Vuelve,
perdóname esta vez,
se me hizo tarde,
fue un pequeño descuido
de la vida, una leve
distracción del destino».

sábado, 24 de noviembre de 2012

Julio.




...Que mires más allá de mí, 
que me ames con violenta prescindencia 
del mañana, que el grito 
de tu entrega se estrelle 
en la cara de un jefe de oficina, 

y que el placer que juntos inventamos 
sea otro signo de la libertad..



good bye fall.




Y a poemazo limpio
Restarle a mi vida
tu ausencia.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

A. Pizarnik.

ahora
           en esta hora inocente
yo y la que fui nos sentamos
en el umbral de mi mirada.

martes, 20 de noviembre de 2012

Elina Brotherus.

aun ando como quien cuenta octosílabos
el pulgar toca al índice
y ya van varios dedos, varios días,
despertares
recovecos del otoño.
En la absurda negación de tu existencia
el monótono sonido de tu vida
decora con su fondo de madera,
adorable y tan lleno de astillas
el teatro de la mía.
Algún día dejaré de prometerme tu olvido
y volveré a ese dulce innatismo
en el que todo tenía un nombre propio
y no esta pluralidad de comunes
contigo como pie de página.

domingo, 18 de noviembre de 2012

( foto de Zivko Risteski)



No nos damos cuenta de la importancia del Noviembre hasta que llega realmente el frío. Entonces encienden las luces que se extienden como un acordeón ficticio de cornisa en cornisa. Entonces nos apagan la ternura y ya es otro invierno y nos damos de bruces con ese gris marengo de las calles, con ese arrastrar los pies de los transeúntes casi humanos.
Supongo que no está tan mal que aquí y allá haya alguien que juegue a fumarse el gélido aire o que en una caricia un poeta fracasado mecanografíe letras de calor en el cristal de un coche. Supongo que es encantador el lento mecanismo de frotarse las manos como lo haría una mosca en un brazo, ceremonia macabra de regocijo. 
Pero yo es que le debo tanto a todos los noviembres de mi vida. Y eso que casi nunca estás, que casi nunca puedes ver en mí mi puro yo. Ahora que estoy de puntillas y puedo ver el desfile, y ya no siento que no me lo merezca. Estoy siendo libre, que presente más perfecto. Aunque siempre sea un poco de ti, aunque mi libertad sea un cautiverio reversible. 

sábado, 17 de noviembre de 2012

Ivonne Bordelois.







Sabes, amor,
el corazón
el corazón a veces está triste.
El corazón no sabe
adónde está su casa.
Hubo tanta traición y sin por qué
tanto olvido y sin cómo
hubo tantos
que nos dijeron sí y después no
hubo tanto
que no se supo ni sabrá
tanta carta
no contestada, tanta puerta
que se cerró sin causa
tanta partida sin adiós
tanto adiós sin palabras
tantas palabras
que no llegaron
nunca a decir
lo que quiso decirse.
Sabés, amor,
es tan difícil
juntar los pedazos
dibujarse una cara
de persona posible.
Hubo tanto desgarro,
el desencuentro
fue
tan fiero.
Y hubo fiestas también
-yo no lo niego-
pero después y antes de las fiestas
qué hacer con el rechazo.
con el hachazo bruto del rechazo.
Yo no comprendo, amor.
No sé que vine
a hacer a este mundo
en donde
el corazón está tan triste a veces
como un chico
llorando al fondo de una casa oscura
y es de noche
y nadie viene.
Sabés, amor,
no hay caso.
yo
no comprendo.


(fotografía de Alin Ciortea)

martes, 13 de noviembre de 2012

hago un testamento vitalicio
con la esperanza de que  heredes
mis gestos torpes
mis coquetas sibilantes
 y alguno de mis objetos.
Para cuando reúna el valor
de hacer pactos con la muerte
quizás habrá caducado
nuestro intermitente armisticio
y deba entonces pactar contigo
un olvido reticente
que nos duela en ambos brazos izquierdos.

computemos pues estos zapatos
aunque ya no soporte que hagan ruido solo
cuando se besan con el suelo de la biblioteca.
El jersey donde hago con la taza
una pequeña trinchera de manos
y esta batalla de papel
en la que mis poemas
pueden siempre un poco menos.
mi motocicleta que te dio la libertad
para que la escupieras como cáscara de pipa
y la cámara fotográfica
que llevó tu mirada
al hueco ulular de la remembranza.
…estos dedos rojos,
te los daría pero no sé mejor que no
pues son ya más del frío que  de mí
y no quisiera acabarte la paciencia con caricias.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Carta de Julio C. a A.Pizarnik.


"Hemos compartido hospitales, aunque por motivos diferentes; la mía es harto banal, un accidente de auto que estuvo a punto de. Pero vos, vos, ¿te das realmente cuenta de todo lo que me escribís? Sí, desde luego te das cuenta, y sin embargo no te acepto así, no te quiero así, yo te quiero viva, burra, y date cuenta que te estoy hablando del lenguaje mismo del cariño y la confianza –y todo eso, carajo, está del lado de la vida y no de la muerte.
Quiero otra carta tuya, pronto, una carta tuya. Eso otro es también vos, lo sé, pero no es todo y además no es lo mejor de vos. Salir por esa puerta es falso en tu caso, lo siento como si se tratara de mí mismo.
El poder poético es tuyo, lo sabés, lo sabemos todos los que te leemos; y ya no vivimos los tiempos en que ese poder era el antagonista frente a la vida, y ésta el verdugo del poeta. Los verdugos, hoy, matan otra cosa que poetas, ya no queda ni siquiera ese privilegio imperial, queridísima.
Yo te reclamo, no humildad, no obsecuencia, sino enlace con esto que nos envuelve a todos, llámale la luz o César Vallejo o el cine japonés: un pulso sobre la tierra, alegre o triste, pero no un silencio de renuncia voluntaria. Sólo te acepto viva, sólo te quiero Alejandra.
Escribíme, coño, y perdoná el tono, pero con qué ganas te bajaría el slip (¿rosa o verde?) para darte una paliza de esas que dicen te quiero a cada chicotazo.”



Alejandra aprovechó un permiso del psiquiátrico, y se suicidó con una sobredosis de Seconal).

Julio.








No me des tregua, no me perdones nunca. 
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que 
vuelves. 
¡No me dejes dormir, no me des paz! 
Entonces ganaré mi reino, 
naceré lentamente. 
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni 
guante; 
tállame como un sílex, desespérame. 
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo.
 Dálos. 
Ven a mí con tu cólera seca de fósforos y escamas. 
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces. 
No me importa ignorarte en pleno día, 
saber que juegas cara al sol y al hombre. 
Compártelo. 


Yo te pido la cruel ceremonia del tajo, 
lo que nadie te pide: las espinas 
hasta el hueso. Arráncame esta cara infame, 
oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.