Como mínimo este frío
polar
mide de punta a punta un invierno.
Larguirucho que
amarillea las uñas y la ropa
que nos hace
creer esta unánime falacia
de que somos,
solos,
mucho más que dos
mitades.
Dime, ahora yo,
con qué cara pido
que se restaure
aquella pequeña lumbre
que entrelazaba
dedos
cuando la flor era el lirio,
y el poema un delirio de pétalos muy juntos.
Ahora quién va a
negociar
El desequilibrio
de las horas
O esa tierna
insolencia
que pretendía el
equilibrio de las hojas
al filo de la noche de un árbol.
Con que cara pido
yo
Que la soledad no
nos engañe
Si ahora le da el
meñique a otra soledad
Y entonces tuercen
juntas la calle
Hablan, qué sé
yo, de heroicidades
Sin atreverse a jugar al cíclope
por si adivinan
que en realidad
no hay nadie que
las acompañe
se sienten estafadas
y no nos dejan más estar así de solos
y tenemos que hacer ver que no es tan tarde.
y tenemos que hacer ver que no es tan tarde.
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