Le crayon, la nostalgie, un bistrot en face du ciel.
No es difícil imaginar porqué prefieres las margaritas a las caléndulas, el vino blanco al tinto, las hormigas a las arañas. Solo es necesario escucharme hablar de ti. Además hace frío pese a ser casi primavera. Después de dos cafés y una magdalena de esas gigantes con la panza llena de crema me convenzo de que te ha creado el azar y la literatura, la lluvia, las preguntas y los árboles. Te ha moldeado el movimiento de mi mano, el de mi lengua contra el paladar justo cuando dije por primera vez « luz ».
No hay duda de que el hemisferio derecho de mi cerebro se sentía demasiado poderoso como para dejarme ver como te marchabas, sin más, sencilla (aunque más hermosa que el resto) con tus pasitos ligeros de gato tras el agua. Reconozco que me acostumbré a pensarte en una pose determinada o con un vivir prodigioso y empecé a llenar mi estancia de bocetos de tu rodilla, del giro de tu cuerpo cuando era siempre no, de como le sentaba la mañana a tu nuca o de como quedaban tus dedos al sacudirte las briznas de hierba del abrigo.
- Me devuelve una moneda el quiosquero, me salpica saliva al hablar y regreso a la realidad sórdida y austera donde tú nunca has estado-
Es tan simple llegar a la realidad donde te ubiqué desde el principio. Al cerrar los párpados, además de asteriscos y ensoñaciones te veía como un reflejo en un rio. Te lancé y no me averguenzo al foso donde el avaro amor guarda el olor a tierra mojada y alguna caricia por si hay sequía. Y te ví desde siempre como una Elisa o una Violante, dándote golpecitos en los labios con la parte de arriba del bolígrafo, pidiéndo deseos a una pestaña larga como un día o con los brazos estirados manteniendo el equilibrio en el margen de un océano desbocado.
Seguramente fuera premeditado y actuó antes mi imaginación de escritora frustrada. Seguramente mis palabras hicieron un libro de artista con las migajas que hacías caer a mi pico de gorrión cobarde. No dije basta suficiente y me llené los bolsillos de sonetos y hoy he lavado los jeans contigo dentro.
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