miércoles, 22 de febrero de 2012

ce n'est pas un pull over



Nos lo endosamos
Lo adherimos a nuestra piel
Con sus texturas de lazo cruzado a la espalda.
Nos hace altos y espigados como un verso de hormigas en un árbol
Y confundimos nuestro papel
A ratos espiga o astro
A ratos niño perverso con una lupa en la mano.  


Con el tiempo se empapa del ruido y de la lluvia
De letras en mayúsculas y puntuaciones rotundas
De muslos ajenos y de abismos
De miradas que se olvidan de mirar
De gritos  y respuestas que nadie ha pedido
Entonces camina con las piernas arqueadas
Por el peso de tanta culpa
Voltea la calle
Con la intención de marcharse
Ha desteñido tanto
que se resiente  el sagrado código de los cromatismos


Entonces es cuando debemos dejarlo tender
Sin decirle adiós con un guiño
Ni siquiera levantarle las cejas
Nada.
Solo dejarlo tender
Con las pinzas bonitas hacer clic
En sus redondeadas puntas
Con las manos suaves y el ademán sencillo
Como cuando se quiere con un gesto
Tejer el amanecer.
Cuando este bien seco
Es preciso recogerlo con mimo
Afrontando que ya no olerá a nuevo
Que le habrá quedado algún agujerillo del tabaco de otro
Que tendrá alguna pelusa que pellizcar con las uñas
Que quizás este algo rígido
Por que la luz que le ha dado
Es aquella azul y artificial
Que se cuela en los patios.

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