sábado, 11 de febrero de 2012


Corrige al poeta 
llénale la boca de cemento
que le pesen las metáforas
cualquier elemento extravivencial
debe ser aniquilado.
Es tan fácil como que Walt Whitman ha vuelto
alguien ha hecho sonar una campana para anunciarlo
y ahora todos lo saben.
No puede esconderse 
míralo como se hincha y merodea entre las nubes
y baja en picado hasta convertirse 
en una callejuela oscura,
una letra torcida mordiendo celulosa
una estelita de piel seca bordeándote la nariz.
La vida, el amor, el destino, la muerte, el dolor
solo son renglones de letras 
que persiguen la gloria
demasiadas espirales que retroceden
demasiadas respuestas.

una brizna de hierba
una cuchara dormida sobre un platito de porcelana
una mano alargada que me estrecha las costillas. 

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