jueves, 12 de abril de 2012

Me he dejado convencer por las sombras
Dialogantes sobre el parquet
De tu cuerpo que se escapa al palmo sin cortina del vestidor
De tus manos que recolocan tu cabello con un pliegue.
No es difícil atolondrarse así
Por tus palabras danzarinas de dientes
que se proyectan gracias al toque sutil
de tu zapatito húmedo y rojo
hecho de pequeños retales
de saliva, papilas y besos.

Qué me quedará
Para cuando mi orgullo
Asuma que me eres necesaria
Para cuando lo grite
Largamente en corredores con un final de espejo
Para poder sentirme ajena
En esos reflejos múltiples
de una realidad ( óyeme: jamás la verdadera)
Esta en la que amarte es un privilegio
reservado solo a los que no aman
Donde quedaré
cuando te marches dejando tras de ti
un óvalo en el estómago de las mariposas
un vacío donde iba una risilla inconclusa
 un rastro de mándalas en la piel del cielo

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