domingo, 17 de junio de 2012









.se eleva el polvo de las obras
la tierra de los parques
la pólvora de futuras verbenas
la luz milagrosa
que a alguien se le escapa
por el surco entre el anular y el índice.
Los ángeles de polen
soplados de deseos
que dicen tú 
pero no vienes.



Los veo sumergirse boca arriba
a pleno aire
en esta ciudad que hoy te llama
en un abecedario distinto
y en verdad con el mismo
de cada domingo.
Hay ausencias que no pueden transcribirse
Elementos ficcionalizados
Que atraviesan, descarados, mi ventana
 Y fisgonean mis ruinas
Con sus manazas de esparto
Desordenan mis restos sin numerar
de lápiz corrido en los ojos, de tejanos rotos
de corazón en la boca 
que late las palabras
que jamás  perfilaran tus sombras
ni la tipografía con la que digo
el hiato de tu nombre sin casi mover mi lengua
Vienes entonces,
del brazo de uno de esos ángeles de polen
que atraen mi memoria 
llena de tus dibujitos naif sobre mi mueble
de pétalos de flores secandose entre mis libros.
Me picas a la puerta 
 preguntas por mí sin parecer ansiosa
como quien pide un sobre más de azúcar
o se pinta las alas con una barra de labios color carne
y vuelve a la calle
pero no vuelve a hacer preguntas.



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