Es quizá durante
esos instantes, cuando lo veo alejarse, cuando él para mí existe con la más
trastornadora evidencia; la alta silueta se empequeñece, dibujando a cada paso
el camino de su regreso; desaparece, la calle parece vacía pero en realidad se
trata de un campo de fuerzas que lo conducirá otra vez hacia mí como a su sitio
natural; esta certidumbre me conmueve aún más que su presencia.
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