jueves, 10 de enero de 2013

A Gemma.


Cuando pasan a través de ti
laten los objetos
con sus cuerpos diminutos

Tú los tocas con la cálida superficie
del anverso de tu párpado
tú los tocas al cerrar los ojos para abrir el mundo.
Como quisiera acurrucarme allí
como un embrión seguro de su no existencia
y ver el borroso paso de tu mirada, 
transformar lo invisible en visible
el pávido vivir en palabras.

Cómo quisiera sorber en silencio
de ese cordón infinito 
que te ata a una verdad más celeste
visionaria de irrealidades
transeúnte del viento
y ser tus ojos un minuto
cuando se desordenan las manos
o se inviste un brazo
tras el largo pasillo de la manga.
Cómo quisiera aferrarme a esa esfera gris
tan tuya
poeta errante de taciturna dulzura
cuando quedan restos de pan en el mantel
y alguien hace café y es prácticamente enero
o cuando tras el invierno
se pliegan por última vez las mantas
y los geranios comienzan a desplegar sus pétalos.





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