Nunca se puede decir demasiado.
No es demasiada la lluvia
Cuando se observa no demasiado cómodamente
Tras un cristal, bajo una manta.
No se aprieta con demasiada fuerza
La mano de alguien que va a dar a luz
No hay demasiada nata para ese bol de fresas
Ni demasiada gente aplaude un ballet
O la suave voz de un poeta.
No es demasiada la nostalgia
Con la que la noche vuelca en mis ojos tus estrellas
De la misma manera no puedes irte demasiado
Siempre habrá algo que te retenga
En ese límite entre el exceso y la falta.
Y cuando quieras regresar jamás podré decirte
Lo siento, es demasiado tarde,
ya son demasiados
cafés sin ti
demasiada sal, demasiadas lágrimas
Ni tan siquiera podré argumentar
Que te quise demasiado
Porque por una vez
Y excepcionalmente
demasiado sería, demasiado poco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario