Ella amará a
otro hombre.
Yo voy lejos,
andando hacia el olvido.
Y puede
suceder que alguien me nombre,
pero ella fingirá no haber oído.
Ella amará a
otro hombre, el tiempo pasa
y el amor
finaliza,
y es natural
que lo que fue una brasa
acabe
convirtiéndose en ceniza.
Aunque nadie
lo quiera,
envejecen las
vidas y las cosas,
y es natural
también que en primavera
los rosales
den rosas.
Es natural.
Por eso,
ella amará a
otro hombre, y está bien.
No sé si ya
olvido mi ultimo beso,
ni me importa
con quién.
Pero quizá,
un día,
oyendo una
canción,
sentirá que esa vieja melodía
le cambia el
ritmo de su corazón.
O será algún
vestido
que yo le
conocí,
o el olor del jardín cuando ha llovido,
pero algún día ha de pensar en mí.
O puede ser
un gesto,
un modo de
mirar,
o ciertas
calles, o un botón mal puesto,
o una hoja
seca que voló al azar...
Y de alguna
manera
tendrá que recordarme, sin querer,
escuchando
unos pasos en la acera
como los míos al atardecer.
Será en algún momento,
no importa cuando, a donde, aquí o allá,
porque el
amor, por parecerse al viento,
parece que se
ha ido y no se va.
Y si ese
momento ella suspira
y él pregunta
por qué,
le tendrá que
inventar una mentira
para que
nunca sepa por qué fue.
Ella amará a
otro hombre; joven, bella,
tiene que ser así.
pero aunque
él la amará más que yo a ella,
¡ella no
podrá amarlo más que a mí!
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