miércoles, 17 de abril de 2013

Myriam Reyes

Nunca más regresaste a casa

desde agosto. Tu lugar en la mesa quedó vacío.
Coleccioné nombres de lugares distantes,
dibujé sistemas de coordenadas,
regresé a las regiones endémicas de los sismos,
a la soledad unívoca de los márgenes de los ríos,
al silencio radial de las magnolias.

Digo: los días son todos como para morir.
Ninguno de los recuerdos que tengo de ti
puede negar esa evidencia.

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