Nunca más regresaste a casa
desde agosto. Tu lugar en la mesa quedó vacío.
Coleccioné nombres de lugares distantes,
dibujé sistemas de coordenadas,
regresé a las regiones endémicas de los sismos,
a la soledad unívoca de los márgenes de los ríos,
al silencio radial de las magnolias.
Digo: los días son todos como para morir.
Ninguno de los recuerdos que tengo de ti
puede negar esa evidencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario