miércoles, 24 de abril de 2013


Y después de hacer todo lo que hacen, se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se peinan, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son. 

( Julio Cortázar)


Recién ahorita me he peinado y perfumado. Me he puesto la ropa acorde con mis prejuicios y he salido a la calle a enfrentar la primavera. Pétalo a pétalo y la flor me queda grande. Ramillete a ramillete y no me quedan más excusas. 
Después del amor, no puedo pedir una infusión, llegar tarde a la facultad, decir "lo siento, el tráfico". ¿ A quién carajo le importa?
Cómo soy lo que no soy. Ojalá supiera ser otra cosa después de este colapso. No te entiendo y no te quedan más señales. Abro tus libros por una página cualquiera, todos ellos llueven sobre los pies de mi cama después de haberlos besado. Todos ellos me mojan, lluvia de letras, sopa de letras, escurridiza suerte literaria. Todos ellos me poetizan, me doblan como la esquina de un libro. Precisamente uno de los tuyos cae más allá de este precipicio de 20 centímetros, el colchón y el suelo, la madrugada y mis ojos. Y sueño Julio, claro que sueño.  
Y es que siempre dices idioteces resultonas, te creo y junto las manos y remolco mis carencias y me vuelvo a vivir como si fuera tan sencillo como lo dictas. 
Pero Julio, qué. Dime se fueron nuestras Magas o no existieron. No aceptaste más preguntas, apagaste el cigarrillo, luego la lamparita, luego tu cuerpo se cerró a la vida cronopio a cronopio.
Preferiste la huida del tiempo y la boca de tierra. Me dejaste sin saberlo con este marrón más vital que poético, ya ves. 





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